Sector Informal (Áreas urbanas no controladas). Retos y
realidades.
Ponente: Ing. Álvaro Sucre Fagre
Relatores:
Arantxa
Carrillo
Yosvan
Rodrígues
La revolución industrial fue un proceso que se dio en principio en Gran
Bretaña entre el siglo XVIII y el XIX, marcando un hito histórico en el mundo,
el cual trajo consigo un éxodo rural hacia las ciudades, pues las personas se
encontraban en búsqueda de estabilidad económica para mejorar su calidad de
vida.
En Venezuela, el desarrollo urbano surge
con la aparición del petróleo en el año 1914, y también por el ingreso de
extranjeros debido a los conflictos bélicos en Europa; sin embargo, la mayoría de
los nuevos habitantes no tenían capacidad de trabajo, por lo que no pudieron
estabilizarse, viéndose en la necesidad de asentarse en viviendas informales
ubicadas en los linderos de las ciudades. Estas viviendas carecen de vialidad,
redes de tuberías, electricidad, instalaciones educativas cercanas, entre
otros, por lo que cabe preguntarse ¿es posible lograr la integración de la
ciudad formal e informal?
Para esto es indispensable tener en cuenta
que la vivienda es el activo más importante porque es condición necesaria para
lograr la estabilidad, tanto social, como económica. El problema que presenta
hoy en día es su dificultad de acceso por el alto costo, es más, es
prácticamente imposible que una persona que gane sueldo mínimo pueda adquirir
una vivienda, lo que trae como consecuencia el hacinamiento al tener una
capacidad de espacio menor a la que necesita una familia para cumplir con los
parámetros de comodidad, higiene y seguridad. De igual manera, muchas son
construcciones que están sobre terrenos sumamente inestables, donde el peligro
más probable son los deslizamientos por lluvias, aparte de que estas
edificaciones cuestan más que las viviendas formales porque carecen de todos
los servicios, por los traslados de acarreo y por la falta de asesoría técnica
que pueda solucionar posibles problemas estructurales.
Adicionalmente se tienen datos de los censos
realizados en los años 1990 y 2001, donde se dio a conocer que la construcción
de viviendas informales era de un 57.6% en comparación con las viviendas del
margen formal, sin embargo actualmente se estima que la construcción informal
está por encima del 70%. También se cree que en Venezuela el crecimiento
vegetativo de la población es de 135.000 viviendas por año, donde la
construcción formal de viviendas en promedio es de 40.000 viviendas por año,
por lo que las otras 95.000 viviendas faltantes se le atribuyen al sector
informal.
El
déficit habitacional acumulado en Venezuela para el año 2015 se calculaba que
era de 2.230.000 viviendas, fraccionadas de la siguiente manera: 1.340.000
viviendas con un déficit funcional, lo cual sucede cuando las familias no
poseen casa propia y viven “arrimados”; 890.000 viviendas con déficit
estructural, las cuales son clasificadas como viviendas inadecuadas por ser construidas
con materiales inaceptables. Además se tienen 1.450.000 viviendas ocupadas
aceptablemente pero que requieren mejoramiento. En total se puede estimar que
con un promedio de 4,4 personas por vivienda, existen 16.192.000 personas con algún
tipo de necesidad habitacional, lo cual representa más del 50% de la población
del país.
Por
otra parte, como solución a estos problemas se plantea la implementación de un
programa de viviendas de crecimiento progresivo, ejemplo: Hogar Semilla, el
mismo consiste en el desarrollo sucesivo de la vivienda, de tal manera que el
propietario pueda expandir su hogar según sus necesidades y posibilidades, por
lo que a cada familia se le entrega un terreno con todos los servicios
instalados y los planos pertinentes para su ejecución.
Según
el Ing. Álvaro Sucre Fagre otra solución que puede ser viable para la situación
de las viviendas informales, es la construcción de nuevas viviendas destinadas
para el alquiler, de manera tal que haya mayor disponibilidad de hogares y que
sean accesibles a la población. Sin embargo debido a las leyes actuales sobre
el inquilinato, los propietarios sienten desconfianza y evitan generar
viviendas con este fin, ya que existe la posibilidad de perder cualquier tipo
de inversión.
También
se sabe que en los últimos años el gobierno se ha dedicado a la construcción de
nuevos hogares por medio de la Gran Misión Vivienda, la cual ha realizado
considerables aportes a las familias más necesitadas, a pesar de esta ayuda, no
ha sido suficiente para solucionar el problema de las viviendas en Venezuela.
Para
finalizar, el Ing. Álvaro Sucre Fagre mencionó que es fundamental que en
Venezuela se fortalezcan las políticas de inversión, de manera tal que sean
claras y puedan perdurar en el tiempo, así como también se necesita poner en
práctica la continuidad administrativa, donde los nuevos ocupantes de un cargo
público sigan con la agenda de progreso anterior. Aunado a esto es pertinente
crear un equipo con personal capacitado en planes de desarrollo social y con las intenciones reales de cooperación
con país y con las personas que necesitan hogares. Asimismo, dejó como
reflexión que el inconveniente que existe con las viviendas informales no es
solo un problema económico sino también social y cultural.
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